La magnetoterapia produce un aumento de la presión parcial de oxígeno en los tejidos, hace efecto sobre el metabolismo del calcio en hueso y sobre el colágeno, estimulando la osificación, la cicatrización de heridas, la relajación muscular, la vasodilatación local con efecto trófico, el efecto antiinflamatorio, el efecto de regulación circulatoria y el efecto analgésico.
La magnetoterapia está muy indicada en procesos reumáticos, artropatías degenerativas (gonartrosis, coxartrosis, espondilosis), artropatías inflamatorias (espondilopatías reumáticas, espondilitis anquilopoyéticas) en reumatismos periarticulares, polimialgia reumática, síndromes discales, radiculitis, ciatalgias, periartritis, miositis y tenomiositis. También está demostrada su eficacia en trastornos de la osificación, osteoporosis, retardo de consolidación de fracturas y Sudeck. Además se utiliza en el tratamiento de contusiones, esguinces, luxaciones, contracturas musculares y tendinitis, neuralgias braquial, intercostal, del trigémino, isquialgias, lumbalgia, ciática y migrañas.