La rodilla es muy compleja, es la articulación más frecuentemente dañada del cuerpo ya que tiene que soportar una gran carga, además con el aumento de la práctica deportiva conlleva inevitablemente un gran número de lesiones debido a los giros y movimientos que realiza. Por todo ello son muy importantes las medidas preventivas para los deportistas y en caso de patologías, tomar todas las medidas necesarias para su tratamiento y fortalecimiento.
El objetivo fundamental de la rehabilitación es recuperar la completa movilidad de la articulación y fortalecer todos los músculos que intervienen en sus movimientos.
La rehabilitación incluye ejercicios de extensión, flexión y rotación de la articulación y otros que refuercen los músculos del muslo y las pantorrillas, ya que todos ellos se insertan en los huesos de la articulación facilitando los diferentes movimientos.
En nuestro centro disponemos de la mejor tecnología y utilizamos técnicas novedosas para poder lograr una recuperación eficaz en el menor tiempo posible: magnetoterapia, laserterapia, radiofrecuencia, ultrasonido, punción seca, neuromodulación, electrolisis diacutánea, etc.
Patologías tratadas
Los tendones, músculos, ligamentos y cartílagos, son los más propensos a sufrir las lesiones:
- Esguince de rodilla: es una de las lesiones deportivas más frecuentes, se produce cuando uno de los cuatro ligamentos que sujetan la articulación sufre un inesperado estiramiento o se desgarra parcial o totalmente. Los ligamentos están formados por fibras de colágeno y tienen por misión delimitar la movilidad de la rodilla para mantenerla en sus límites biomecánicos. El tratamiento dependerá del ligamento que haya resultado afectado y de la gravedad del esguince. En la mayoría de los casos, resulta ser doloroso, provoca hinchazón y dificultad para caminar.
Por fuera de la rodilla están los ligamentos laterales interno y externo que dan estabilidad y soporte y limitan el movimiento lateral. Y por dentro formando entre sí una cruz se sitúan los ligamentos cruzados anterior y posterior, que especialmente estabilizan el movimiento hacia delante y hacia atrás.
El objetivo fundamental de la fisioterapia es la reducción del dolor y la inflamación y la prevención de adherencias cicatriciales, la corrección de las alteraciones biomecánicas y la restauración del rendimiento deportivo del paciente.
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- Desgarro muscular o de tendón
Un desgarro en los músculos de la rodilla o en los tendones que unen estos a los huesos producirá inflamación y dolor y limitará su movimiento. Tendinitis rotuliana: Es una lesión por sobrecarga, ocurre por saltar, correr o cambiar de dirección con frecuencia y el tendón que une la tibia con la rótula se daña. También llamada “rodilla del saltador”.
Tenemos que observar los factores internos que dependen de nuestra morfología y nuestra predisposición genética: ser pronador, mal alineamiento de la rótula, atrofia musculatura cuádriceps; y también los factores externos como el calzado, entrenamiento excesivo y prolongado en el tiempo, malas técnicas, etc.
Puede tratarse con masoterapia, radiofrecuencia, magnetoterapia, electrolisis percutánea, laserterapia, programas de ejercicios, reeducación del gesto deportivo, etc.
El menisco es un fibrocartílago en forma de C, que actúa como el amortiguador de la rodilla, entre el fémur y la tibia, es fundamental ya que ayuda a distribuir el peso. La rotura de menisco es una de las lesiones de rodilla más frecuentes. Se puede producir por causas degenerativas al irse desgastando con la edad o por causas traumáticas como hacer giros bruscos, pero también es muy común que haciendo deporte se desgarre. El sobrepeso es uno de los peores enemigos, es mucho más probable sufrir una lesión de rodilla y los efectos de cualquier lesión se verán multiplicados si se tiene sobrepeso.
Las roturas de menisco causan dolor, inflamación y rigidez; algunas veces se produce un bloqueo que impide la extensión.
El tratamiento de rehabilitación mejora y alivia los síntomas, siempre acelera el tiempo de recuperación del paciente y trabaja el fortalecimiento de la articulación. En algunas ocasiones precisará tratamiento quirúrgico, en este caso se realizará un tratamiento de fisioterapia posterior a la cirugía para rehabilitar la articulación de la rodilla.
Las técnicas que se utilizan son masajes de drenaje para la reabsorción de líquido inflamatorio; radiofrecuencia para reducir el dolor y la inflamación, ejercicios adaptados al paciente, punción seca, crioterapia, etc.
Como consecuencia de una falta de riego en la rodilla se necrosan fibras del hueso y cartílago. Afecta al cóndilo femoral interno de la rodilla y se comienza a detectar porque aparecen dolor y chasquidos. Si no se trata, la osteocondritis disecante puede dañar el cartílago y un trozo de hueso y el cartílago pueden desprenderse y quedar sueltos, produciendo los “ratones articulares” que crean desestabilización de la rodilla. Es muy frecuente en niños y adolescentes.
Es importante tratarlo en un estadio temprano y realizar descarga, reposo deportivo y rehabilitación para restaurar el funcionamiento normal de la articulación y aliviar el dolor, así como reducir el riesgo de que derive en osteoartritis.
Es la enfermedad degenerativa de rodilla más común. Los cartílagos se van desgastando poco a poco con la edad, el peso, las lesiones y también por razones genéticas. Es una de las causas principales de discapacidad, los pacientes tienen dificultad para caminar y para realizar las actividades básicas de su vida diaria.
La rehabilitación puede ayudar a aliviar el dolor, manteniendo la función y preservando la calidad de vida; utilizando todos los medios de los que disponemos como termoterapia, crioterapia, electroterapia, radiofrecuencia, ondas de choque, ejercicios de estiramientos musculares, isométricos, movilizaciones activas y pasivas, etc.
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- Genuvalgo y Genuvaro de rodilla
El Genuvalgo es un problema postural (rodillas en X) que se produce en la infancia y que consiste en que los rodillas se tocan entre sí, mientras que los tobillos permanecen separados, teniendo una sobrecarga en las estructuras del compartimento externo de la rodilla, favoreciendo los procesos artrósicos a este nivel.
Es muy importante tratarlo en una edad temprana para prevenir posibles escoliosis, disminuir la sobrecarga de los meniscos y del resto de la articulación, así como de evitar lesiones.
El Genuvaro es la postura en la que los tobillos se tocan y las rodillas están separadas entre sí (las piernas están arqueadas hacia fuera), teniendo una sobrecarga en las estructuras del compartimento medial de la rodilla (menisco y cartílago). Existe un acortamiento de los músculos de la cara interior de las piernas y falta de fuerza, los músculos se ven forzados a una lucha continua y como consecuencia la articulación femoro-tibial sufre por la mala distribución de las cargas y también se produce una distensión del ligamento lateral interno. El varo de la rodilla, facilitará el valgo del tobillo, alteraciones en la pelvis y en las articulaciones sacro-iliacas.
En ambos casos la rodilla no está alineada con la cortical, causando un mal reparto del peso y generando estrés en todo el conjunto articular, originando desequilibrios en cadena que originan sobrecargas tanto en músculos, ligamentos, tendones, hueso y cartílago.
Con la rehabilitación se fortalecen y estiran los músculos, logrando una reeducación postural para conseguir una mejoría y que esta desviación no aumente, se mejora la carga sobre los meniscos y se aumenta la resistencia en bipedestación, evitando muchas lesiones. Es muy importante coordinarlo con un estudio de la marcha por si es necesario la indicación de plantillas.
Estas desalineaciones hay que detectarlas en edades tempranas y que no degeneren en problemas mayores como la artrosis.
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- Quiste de Baker (quiste sinovial o poplíteo)
El quiste de Baker también consiste en una acumulación de líquido sinovial que oprime la parte posterior de la rodilla. Puede ser causado por lesiones en el cartílago, artritis, inflamación, gota, etc.
En muchos casos es asintomático, a veces puede desaparecer por sí solo y también puede volver a aparecer.
La intensidad de los síntomas, van a marcar el tratamiento a seguir. Si los síntomas no son muy fuertes, lo normal es hacer un tratamiento no invasivo con hielo, antinflamatorios, reposo deportivo, inmovilización para favorecer la reabsorción del quiste y en caso de persistencia se puede tratar con rehabilitación para drenar y aliviar los síntomas.
Si es secundario a otras patologías es necesario confirmarlo mediante ecografía o resonancia magnética y en ocasiones termina en cirugía.