ELECTROTERAPIA: Consiste en hacer pasar corrientes eléctricas, magnéticas o electromagnéticas a través del cuerpo. La electroestimulación es uno de los tratamientos más habituales en los procesos de rehabilitación.

Con la electroterapia podemos conseguir efectos antiinflamatorios y analgésicos, así como aliviar el dolor provocado por la lesión, es posible una potenciación neuromuscular y la mejora de atrofias, mejora el entrenamiento deportivo, la regeneración celular y el tejido muscular, ayuda a aliviar las mialgias y a recuperar las tendinopatías, etc. 

La electroterapia ayuda a hacer más soportable una lesión y a recuperar, de manera progresiva, los movimientos naturales de los músculos.

Existen muchas formas de electroterapia.

ULTRASONIDO: Es una onda sonora a una frecuencia alta que no es ni si quiera audible.

DIATERMIA-RADIOFRECUENCIA: Es la aplicación de corrientes eléctricas de alta frecuencia que consigue un efecto térmico profundo, calienta de dentro a afuera a diferencia de otras fuentes de calor que lo hacen de afuera hacia dentro.

LÁSER: Es un tipo de luz u onda electromagnética con unas características especiales, que le confieren una buena penetración en el cuerpo. Estimula el metabolismo celular, ayudando a la regeneración de los tejidos.

CORRIENTES ELÉCTRICAS DE BAJA Y MEDIA FRECUENCIA: Existen muchos tipos de estas corrientes con efectos distintos: básicamente persiguen dos objetivos, o bien provocar una contracción muscular, ya sea para potenciarla (electroestimulación) para relajarla o para drenarla, o bien provocar una disminución del dolor o analgesia (corrientes de tipo TENS).

NEUROMODULACIÓN: Esta técnica consiste en la aplicación de una corriente de baja frecuencia cerca del sistema nervioso periférico para aumentar o disminuir la excitabilidad de un grupo de neuronas, se estimula y receta el impulso nervioso para el buen funcionamiento neuromuscular.